El transporte está presentando un serio desafío a nivel nacional e internacional, siendo el rubro con las mayores tasas de accidentabilidad y fatalidades en Chile y el mundo; por ejemplo en nuestro país 2 de cada 3 accidentes fatales en el trabajo son producto del transporte, y en EE.UU. un conductor de camiones tiene 5 veces más probabilidades de sufrir un accidente fatal que el resto de los trabajadores.
Múltiples estudios demuestran que entre un 30% a 47% de los accidentes de camiones están relacionados a la fatiga, y más de un 31% de los accidentes fatales están relacionado a la somnolencia. Se entiende por fatiga una disminución de las capacidades motoras y tiempos de reacción al momento de interactuar con la vía y sus usuarios, equivalente a estar borracho; y la somnolencia se produce cuando nuestro cerebro se desconecta de su tarea de conducir y perdemos la conciencia, generando fatales consecuencias.
Es importante entender que la fatiga es una condición natural de todos los seres humanos, y tiene un fundamento muy lógico: antes del increíble invento de la luz eléctrica en 1881 por Thomas Edison, el ser humano trabajaba de día y dormía de noche. Este invento permitió que el ser humano comenzara a operar sin límite de horario, desencadenando una explosiva revolución industrial y apalancando un desarrollado productivo nunca antes visto en la historia de la humanidad… pero el hombre comenzó a experimentar una deficiencia en sus capacidades que no conocía: apareció la fatiga. Tardamos varias décadas en entender que los seres humanos, como las máquinas, no podemos operar 24/7 sin un sistema de “mantenimiento” que sea compatible con nuestra biología y estilo de vida.
La presencia de fatiga y somnolencia se incrementa considerablemente en operaciones de transporte 24/7 dado que existe un incentivo para conducir de noche, producto de la creciente congestión vehicular diurna, y las plantas productivas están maximizando la utilización operando las 24 horas del día. Lo anterior se potencia cuando entendemos que el transporte es una operación muy dinámica y cambiante (más aún, caótica), por consecuencia ciertos conductores no pueden establecer una rutina para ordenar sus patrones de sueño - desencadenándose insomnio y estrés -, y además se caracterizan por poseer un estilo de vida sedentario; alrededor de un 25% de los conductores posee apnea del sueño.
Pero el verdadero problema es que los eventos de fatiga y somnolencia en operaciones de transporte de carga, a diferencia de otras industrias, generan consecuencias de alta severidad producto de la magnitud de energía cinética que poseen estos vehículos en movimiento (de hasta 60 toneladas), y que, lamentablemente, involucra a otros usuarios de la vía - sobre un 80% de los accidentes fatales entre un camión y vehículo liviano fallece al menos un integrante del vehículo liviano -, por lo cual esto debe ser considerado como un problema social de estado y no sólo de privados.
A raíz de la serias consecuencias que genera la fatiga, durante la segunda mitad del siglo XX un grupo de científicos comenzó a estudiar los componentes fisiológicos que desencadenaban estos fatales accidentes. Estudios como estos permitieron que hoy en día las operaciones de transporte puedan operar durante las 24 horas del día de manera segura mediante un "sistema de administración de riesgos por fatiga" o FRMS (por sus siglas en inglés).
Por lo tanto no todo son malas noticias para la industria vial, ya que como las operaciones son relativamente equivalentes - despachadores planifican los viajes y un conductor los ejecuta - es posible simplificar un FRMS (Sistema de administración de riesgos por fatiga) a 5 medidas para el transporte.